De Pedro Martínez a Sabadell: l’emigració una realitat no exclusivament econòmica. 1920-1976.
Angelina Puig i Valls
El trabajo de la gente durante los primeros años de la inmigración
“Toos peleando, peleando, peleando. Trabajando mucho sí, mucho, mis hijos, yo y mi marido. Trabajando toos”. Luisa Cazorla
Hemos visto como algunas familias, años después de haber vivido en cuevas, llegan a comprarse un terreno donde se autoconstruirán una vivienda más o menos grande. O, que irán a vivir en un piso, que casi siempre será de compra.
Cabe preguntarse cómo lo consiguieron si habían llegado a la ciudad huyendo de una situación económica tan precaria. La respuesta es fácil, estas personas dejaron Pedro Martínez en busca de empleo y lo encontraron. En efecto, todos, ellos y ellas, encontraron trabajo muy pronto. Y trabajaron mucho. Y a base de agotadoras jornadas, de pluriempleo, de trabajar todos los miembros de la familia, y de una sabía política de ahorro llevada a cabo por las mujeres, lograron unas viviendas dignas. Y, con los años, a partir de luchas y reivindicaciones, y de trabajar directamente, también edificaron un barrio digno de este nombre.
Las economías no oficiales
Según el padrón municipal de 1955, el 65% de la población del barrio era asalariada. Este porcentaje no incluye el trabajo de las personas que trabajaban por horas, las que asistían a parientes o amistades, las que, gratuitamente, ayudaron a construir la parroquia, y las de aquellas, muchas, (amas de casa y también asalariadas), que se cuidaban de la familia.
Esta es una razón para tratar el concepto de economías no oficiales, de una extraordinaria importancia en realidades como las que nos ocupan. Economías, que por sus características de informalidad y precisamente porque no son interpretables a partir de las categorías clásicas, constituyen, de hecho, una especie de zona franca, donde se permite una mayor libertad de análisis y donde es conveniente y casi obligado el uso de nuevos instrumentos interpretativos.
Nos interesa distinguir entre una concepción de la economía en la que es fundamental el análisis de la economía no monetaria porque ésta intenta entender de qué manera la especie humana, en las diversas épocas y sociedades, ha procurado resolver el problema de la subsistencia; y una concepción formal de la economía, en la que las únicas relaciones que se tienen en cuenta son las vinculadas al mecanismo de la oferta, la demanda y los precios (Karl Polanyi).
En Torre-romeu, en la primera década de la segunda mitad del siglo, además de la economía oficial, encontramos, 1. una economía monetaria no oficial, 2. la economía familiar y 3. la economía comunitaria .
1.La primera se caracteriza por estar al margen de las reglamentaciones y de las estadísticas oficiales, por ofrecer al mercado productos y servicios, pero a través de un trabajo autónomo no determinado por la economía oficial. Por ejemplo, las mujeres de Torre-romeu que trabajaban haciendo faenas en casa de otras familias, o los hombres que, por su cuenta, hacían de albañiles, de fontaneros o realizaban cualquier clase de arreglo.
2. En la economía familiar, el trabajo doméstico es el punto de referencia más importante en el que se incluye el trabajo para la producción de bienes de autoconsumo y el conjunto de servicios de diferentes tipos ofrecidos por y para los miembros de la estructura familiar. Pero, también, el trabajo en huertos familiares para la alimentación de la familia, la confección de vestidos, muebles o la construcción de la misma casa 2
3.La economía comunitaria sale del ámbito familiar y se produce a nivel de intercambios de ayudas entre la vecindad o en asociaciones voluntarias sin ánimo de lucro. En Torre-romeu encontramos la construcción de las viviendas con la ayuda de otras personas, no sólo por los miembros de la propia familia. O la construcción de la iglesia del barrio.
AHS_B019901_D01_00219_068 Construcción de la iglesia del barrio de Torre-romeu. Sabadell, 1952-1953. Foto: Àlvar García Trabanca/ AHS
Estas economías no se detectan a través de estadísticas y esta opacidad de las fuentes oficiales hace que el uso de las fuentes orales sea, no sólo necesaria, sino imprescindible si la época en que se sitúa la investigación lo permite.
La primera constatación que se puede hacer con respecto al trabajo de la gente de Torre-romeu, ya la hemos hecho: trabajaron duramente. La segunda es la diferente situación laboral entre hombres y mujeres. Bastante más de la mitad de las mujeres trabajan sin percibir un salario porque son, según el padrón municipal, solamente amas de casa 3. Dicho de otro modo, un tercio de la población adulta (mujeres) se hacía cargo de la comunidad. Es decir, tenía cuidado de las criaturas y las personas mayores, pero también de proporcionar los servicios necesarios para que pudieran vivir y trabajar los dos tercios restantes de las personas adultas trabajadoras.
Y en esta afirmación se esconde otra realidad: la doble jornada que hacen las mujeres que trabajan fuera de casa. Es importante señalarlo, pues a menudo el trabajo de la mujer dentro de la familia no sólo no se incluye entre los mecanismos de explotación, sino que ni siquiera se considera trabajo. 4
Es del dominio público que las mujeres inmigradas han sido el plantel de criadas y mujeres de faenas para las familias burguesas de Cataluña, en cambio, según el Padrón, solamente el 9% de las mujeres eran trabajadoras domésticas. No es difícil sostener, reforzada por los testimonios orales, que las mujeres que el padrón llama amas de casa, a menudo, trabajaban, también, haciendo trabajos en otras casas y en oficinas (aunque no fuera siempre a jornada completa).
Carmen 5 afirma: «Yo trabajé fuera de casa tres años. Después lo dejé. ¡Yo tenía 6 hijos! ¿Cómo iba a hacer faenas? Ya tenía yo en mi casa. Tenía 6. ¿Cómo iba a trabajar si hacía farta en mi casa? ¡Qué ya está bien! Tenía que dejar mis niños ¿y de comer? No podía».
Manuela 6, relata también su historial laboral: » Aquí de trabajo, pos hacer faenas, estuve tres años haciendo faenas, luego me dijeron – ¿por qué no te vas a buscar faena a la fábrica a las neveras Odag que les hace falta y admiten a las viudas? Pues fui y estaba allí mi hijo que es el Cayetano, que estaba allí y entonces fui yo y me admitieron y me hicieron un contrato de siete meses. Y allí he estao 14 años. He tenido pa que me paguen justificar 10 años fija, que no hice ni una baja siquiera y lo he justificado, los 10 años. Y aquí me tienes ahora que no trabajo en ninguna, pero trabajo bastante aquí, que tengo que estar al tanto de to. Aquí tengo a estos, mi hijo está trabajando, que le dicen Rafael y su mujer está trabajando, y yo tengo que estar con los niños también. A estos gobernarlos pal mediodía que vayan a trabajar. Por la mañana me tengo que ir a las siete de la mañana a ca mi hija, que vive allá en Torre romeu, a cuidar a otros tres que tiene pa que ella se vaya a trabajar. Cuando acabo de aquellos tengo que venir aquí a guisar pa toos. A la noche cuando vienen tengo que tener la cena hecha. Ahora tengo lavadora, pero antes no tenía lavadora y he tenido que lavar too a mano. Esto es lo que yo he hecho, trabajar mucho, hacer faenas, lo que aquí se ha hecho, la fábrica, lavar, hacer faenas muchas, que salía a las 4 de la mañana en un despacho de la calle Casanova. Estaba 4 horas y salía yo de una casa y entraba a otra y a otra hasta las ocho de la tarde que entraba aquí. Tres años estuve haciéndolo. Luego me fui a la Odag y ya te digo: allí me dieron piso, he estao siete años en el piso. Y d’aquí palante he estao muy bien. Pero ya cayó mi hija enferma, con siete hijos, el padre sólo pa ganar, pues yo tenía que ayudar al padre y yo trabajando pa darle al padre pa que los hijos no tuvieran fartas de necesidad. Al morirse mi hija tuve que venirme aquí».
Fàbrica ODAG. Autor: Pere Farran. isabadell.cat
Este es el testimonio de Encarnación 7: “Primero trabajando como una negra. Mi marido igual, hasta que nos fuimos al piso y ya no he trabajado más. Bueno ahora trabajo unas horas y ya está. Él ahora está trabajando, bueno él no ha parao nunca, no. Él ha estao trabajando desde que estamos aquí. Hubo una temporada que no trabajó porque estaba malo y no podía trabajar, pero después siempre ha estao trabajando y de momento estamos bien ¡vaya! Yo trabajaba haciendo limpieza en una oficina y cuando, porque ya tenía los dos críos, la grande, el grande y la otra más pequeña y tuve que plegar porque ya me era imposible. Porque iba a las 4 de la mañana y mi marido se iba a las 8 a trabajar y mira desde las 4 hasta las 8 estaban con él, pero después ya tenían que estarse solos hasta que yo venía y tuve que plegar».
La conversación entre Rosa 8 y su hija lo confirma: «Aquí he trabajao mucho, haciendo faenas, hasta que ya se me quedaron dos hijas mías viudas y tuve que cuidar de los niños. A lo primero de venir aquí, no te creas tú que estaba jodío ¡claro! Ahora va una mujer a trabajar y echa… y le pagan a 200 a 250, y a nosotras nos pagaban ¡a 4 pesetas! – ¡pero mama, date cuenta de la vida de antes a la vida de ahora! – ¡pos por eso! que cuando vinimos no estaba la cosa… – ¡claro que no estaba! -qué estaban las cosas mal -antes había más trabajo, pero se pasaba más hambre, más falta que hoy. Hoy aquí hay gente que pasa falta, pero se pasa menos se pasa menos que antes…-y al que le hace mucha falta le dan que antes te daban un duro o 4 pesetas por estar una hora o dos lavando… Y ahora hay detergentes que lavan solos… ¡no he restregado yo ni na los trapos! Tenía 9 casas de faena y a la semana tenía que hacer las 9. Eso ha sido aquí. En una echaba una hora, que no tenía que ir todos los días a las 9 casas, pero las había que repartir en la semana. Que he trabajado aquí también mucho. Así estoy de robellá de tanto trabajar…».
Son ejemplos, entre muchos, de que la ocultación del trabajo femenino es una constante sistemática en todas las fuentes estadísticas, y de una dimensión aún mayor que la ocultación del trabajo en general.
La economía formal
Las ocupaciones de las personas asalariadas del barrio siguen la estructura industrial de Sabadell en aquellos años, donde la industria de la lana era la más importante con tendencia a crecer, y donde, también, el sector metalúrgico experimentó en la década de los 50 una expansión, generalmente en empresas de pequeñas dimensiones. Si bien en el conjunto de Sabadell es a partir de los sesenta cuando se produce un crecimiento extraordinario del sector de la construcción, en el barrio de Torre Romeu, en la mitad de los cincuenta, una cuarta parte de los trabajadores lo son ya de la construcción.
El 48,72% de las personas asalariadas del barrio en 1955 son obreros de la industria, muy mayoritariamente del textil, y en un bajo porcentaje de la metalurgia. El textil encuadra cerca de la mitad (42,95%) del total de trabajadores y trabajadoras 9. Hay que señalar el alto porcentaje femenino en esta especialidad: 78,83% del total de las asalariadas.
La industria textil es pues la que mantenía una mayor cantidad de mujeres, pero también trabajaban muchos hombres y podemos constatar una clara división de las tareas según el sexo. En todo el proceso de la hilatura las mujeres son absoluta mayoría, aunque también existen hombres en casi todas las ocupaciones en las que este trabajo se divide. En el tejido, es decir en el trabajo directo en el telar, aunque se encuentran mujeres, la inmensa mayoría son hombres. Éstos, además, son casi las únicas personas del ‘ramo del agua’, o sea, el trabajo de teñir la lana y de laborar los aprestos. Y, por último, los hombres trabajaban en los acabados o procesos de acción eminentemente física que se realizan sobre los tejidos hasta que presentan el estado necesario para la venta o para el uso final de piezas de lana tejidas.
Y, como siempre, la división de tareas en la industria textil se utiliza como excusa para retribuir hasta un 40% menos las ocupaciones asignadas a las mujeres respecto a las masculinas.
Arxiu Històric de CCOO de Catalunya. Autoria desconocida
En la Metalúrgica trabajan el 8,16% del total de hombres (ninguna mujer), que representan el 5.77% de la población asalariada.
La Construcción aparece como segunda especialidad en importancia numérica. Especialidad mayoritariamente masculina, trabajan en ella el 34.14% del total de hombres trabajadores, que representan el 24,15% de la población obrera.
El sector de Servicios sería el tercer gran sector de empleo, 12,39% del total.
El Campo resulta ser el cuarto sector, hecho significativo, especialmente si tenemos en cuenta que la agricultura no ha tenido nunca un papel destacado en Sabadell.
Relaciones sociales: la familia y la vecindad
He dividido el estudio en apartados porque ésta parece ser la forma más lógica de relatar y explicar lo que sucede. Sin embargo, la historia de las personas (y sus recuerdos narrados y utilizados como fuente de estudio), como nos recuerda Paul Thompson, se mueven en el tiempo traspasando las barreras entre trabajo y casa, política y cultura, un lugar y otro, detrás de las cuales muchos de nuestros datos escritos y nuestros términos interpretativos -en realidad nuestros conceptos-, están separados. Las fuentes orales posibilitan la única manera de superar estas barreras, estudiar, por ejemplo, las dos partes de un proceso migratorio, o explorar la interacción mutua entre la familia y la economía. Pero este indudable valor de la fuente oral convierte la ventaja en un problema difícil de resolver en la exposición forzosamente lineal de la palabra escrita.
Así, si en capítulos anteriores he descrito el barrio y cómo se iban gestando las calles, plazas, casas y pisos, y, en este, relato el trabajo de la gente, la verdad es que un tema y el otro se entrelazan completamente y escapan del ceñidor que quiere sujetar los apartados. Esta impresión se acentúa aún más cuando se tratan las relaciones dentro de la familia y en la vecindad, especialmente si analizamos el papel y la vida de las mujeres. Como hemos visto en los ejemplos expuestos en este capítulo, se hace dificilísimo trazar una línea divisoria entre trabajo, familia, papel de madre, de esposa, de vecina, etc. Es imposible dibujar una línea nítida entre el trabajo asalariado y el doméstico. Sin excepción, cualquiera de los testimonios femeninos refuerza esta idea.
Un ejemplo más 10: «Y los mandábamos en el colegio y mientras ellos estaban en el colegio yo echaba tres o cuatro horitas, luego bajaba corriendo para abajo y hacía de comer. ¡Corre que te pillo! Y después otra vez pa arriba a hacer otras cuatro horitas y después ya me venía y como mi hija, ya era grandecita con siete añillos, cuidaba de los dos pequeños.
Cuando vinimos para acá, pues levantarnos temprano a las 4 de la mañana y irnos a trabajar, y dejar nuestros hijos aquí en casa y a la mayor aconsejarle: -peina y lava a tus hermanitos y al colegio. ¡Qué cuando venga quiero saber que has ido al colegio! Y después por la tarde, pues ídem de lo mismo. Hasta que ya se hicieron grandes y ya fue otra etapa. Ya entonces ellas iban a trabajar y yo me quedaba en casa».
AHS_B010103_D01_00109_003 Fachada de una escola del barrio de Torre-romeu. Imagen de la exposición «25 años de paz», Sabadell, 1964. Autor: desconocido/AHS
El relato de Luisa 11 también lo ilustra:
«Nos juntábamos en casa catorce. Pa lavar a catorce, fregotear y guisar y to. ¡Yo creo que esto es trabajar! Esto es como si se va a trabajar a una fábrica y dice: – ¡Es qué en la fábrica echo muchas horas! Pues si yo me levanto a las siete de la mañana y estoy dando pisotones hasta las doce de la noche que me dejo caer allí. Y allí me meto los pies pa limpiarme en el botijo. De estar too el día, pum, pum. Yo creo que esto es trabajar, aunque no esté en una fábrica. Que si a uno le hace farta eso, que si al otro hay que hacerle una cremallera, que si al otro hay que remendarle los calzones, que si… ¿sabes? ¿Eso no es trabajar?
Luego ya, luego pusimos la miaja de tienda. Nos tocaron 300.000 pesetas en la lotería. A mi Rafael le tocaron 300.000 pesetas. Pusimos la miaja de tienda y ya pues hemos ido trabajando. Toos peleando, peleando, peleando. Trabajando mucho sí, mucho, mis hijos, yo y mi marido. Trabajando toos. Y yo mato dos cerdos a la semana y en la cocina de mi casa hago, en unos barreños grandes, pongo los chorizos y las morcillas que vendo en la tienda. ¡Y no tenemos más caudales que son esos!: la tienda, de manera que ya está. ¿Quieres más historia?».
El papel de las mujeres como administradoras de la economía familiar es indiscutible. La misma Luisa es un buen ejemplo. Nos explica cómo, antes que les tocara la lotería y cuando según sus palabras con “cinco mil pesetas nos apañábamos”, repartía y distribuía los dineros para cubrir todos los gastos de la casa.
«Mis hijos me decían: – ¡máma! que mira que me hacen falta unos zapatos. -No puede ser esta semana. Esta semana no puede ser que tenemos que pagar el piso, no puede ser. A otra semana, – ¡máma! que mira tú una miaja de vestido. – ¡No puede ser! Tenías que hacer montoncitos de dinero, pa distribuirlo bien, pa pagar el piso, pa comprar una miaja de muebles, pa poder siquiera medio comer ¿sabes? Luego ya nos metimos en el berenjenal del solar este. ¡Cuántas penas hemos pasao pa pagárselo a Juan el Gafas, pa pagarle el solar, y luego nos metimos en el piso y tuvimos que pagar: el 19 una letra y el 25 otra letra! ¡Y no dormíamos! No dormía¬mos porque nos acostábamos pensando Dios mío que tenemos que pagar una letra. ¡Dios mío hay que, para el día 25, tenemos que pagar una letra! ¡Y no dormíamos siquiera! ¡Mira que era triste!¡En el pueblo estábamos mal y aquí al llegar pues también la pasamos putas!».
Este papel de administradora de los dineros familiares se constata también en los recuerdos de Manuela.
«Y allí mira nueve horas trabajando y todo lo que ganaba se lo daba a mi hija. Y mi yerno todo lo que ganaba también se lo daba a mi hija. Y todos estábamos juntos y así nos hemos ido apañando”.
Algún momento de ocio
Son historias de trabajo y faenas, aunque también existe aquella posibilidad, por pequeña que sea, de encontrar momentos de distracción de la faena cotidiana. Así J. Ramón 12nos cuenta algunos momentos de evasión, y es evidente que podríamos encontrar otros ejemplos.
«Aquí la diversión no, aquí no habemos tenido nosotros ninguna. ¡Hombre hemos tenido diversión una noche que nos hemos juntao la familia! Nos hemos juntao los amigos. Un domingo, un día de fiesta nos hemos comido o nos hemos tomao un bocadillo o hemos bebido una cerveza. Otras veces yo, cuando mi zagal estaba pequeño, pos los sábados, me he ido al cine con él. Lo llevaba al cine y eso es. No te creas que era muy corriente pero cuando podía. Pero el día que no podía, pos le daba y decía -ves pal cine que yo no voy. A lo mejor le daba 10 pesetas y valía el cine, valía entonces 2 pesetas el cine, el Principal. Pues sí hombre allí íbamos a ver las películas los sábados, y nos costaba un duro a mí y a mi chaval, nos costaba un duro y luego pal descanso nos bebíamos una cervecilla y el niño un vasillo de coca cola y total con 5 duros. Entonces no había autobuses aquí ni na, estaba la barriada aquí, nos teníamos que venir andando. Con 5 duros hacíamos el viaje y nos divertíamos.»
jaumebarbera.wordpress.com/2017/01/22/els-cinemes-de-sabadell
La foto de portada corresponde a CL01270. Casas de autoconstrucción en el barrio de Torre-romeu. Sabadell, decada 1970. Autor: Pere Farran /AHS
- Este capítulo está muy relacionado con el capítulo 10. El trabajo de las mujeres ↩
- Estos trabajos no aparecen en las estadísticas, pero como bien señalaron J. Kreps y otros, tienen una función económica importante. Becker, por ejemplo, mantiene una teoría que toma en consideración la utilización del tiempo y de bienes materiales para producir los bienes básicos. Demuestra que se pueden introducir en el análisis económico aquellos bienes y servicios producidos individualmente y, sobre todo en su mayor parte por las mujeres, en el seno de las economías domésticas. Este es uno de los aspectos más interesantes de la teoría de este economista porque por primera vez aparece la posibilidad de tratar explícitamente el trabajo doméstico que ha sido ignorado no sólo a la hora de valorar el Producto Nacional Bruto, sino también por los economistas en la construcción de teorías que intentan explicar la realidad ↩
- El Padrón municipal las califica con los diversos eufemismos de ‘sus labores’, ‘su sexo’ y ‘labores propias ‘ ↩
- El razonamiento es el siguiente: si el trabajo es una mercancía, debe tener un precio y como las ocupaciones de las mujeres dentro de la familia son gratuitas, no tienen precio, no hay explotación y no se trata ni siquiera de trabajo ↩
- Esta testigo no nacida en Pedro Martínez forma parte de las entrevistas realizadas para la tesina previa a la tesis doctoral ↩
- Manuela González, nacida el 13-4-12 en Pedro Martínez. Entrevista realizada el 21-6-84 en Torre-romeu (Sabadell) ↩
- Encarnación Martínez nacida en Pedro Martínez. Entrevista realizada el 24/8/84 en Torre-romeu (Sabadell) ↩
- Rosa Sánchez, nacida el año l901 en Pedro Martínez. Entrevista realizada el 11-3-85 en Torre-romeu (Sabadell) ↩
- En Sabadell, entre los años 40 y 50 tres cuartas partes de los obreros eran trabajadores de la industria textil ↩
- Mirar nota 5 ↩
- Luisa Cazorla nacida en Pedro Martínez el año 1921. Entrevista realizada el 17/7/84 en Torre-romeu (Sabadell) ↩
- Juan Ramón García nacido en Pedro Martínez el 18/7/17. Entrevista realizada en Torre-romeu (Sabadell)el 24/8/84 ↩